JOSE JULIO VILLALBA (Pontificia Universidad Catolica de Quito, Ecuador)
JAIME ANDRES BOLAÑOS (Pontificia Universidad Catolica de Quito, Ecuador)
Esta es la pregunta que nos planteamos a lo largo de esta década, nuestro querido oro negro se está acabando y nos está acabando la vida, cada segundo se consume y nos está consumiendo, no podemos regresar a ver atrás pues nos persigue una muerte lenta que en cada momento de nuestra era está acelerando el paso.
Sin dunda que los sistemas primermundistas son los principales consumidores del petróleo y sus derivados. Nos exponen que el desarrollo nos llevara a dejar atrás el tercermundismo, para convertirnos en países desarrollados y del primer mundo, pero ¿Qué significa el primer mundo?
No más que un grupo de depredadores que sin lugar a duda están acabando con nuestro planeta, que clase de desarrollo social es ese en donde como primer sujeto se encuentra el dinero y no la persona, en donde los individuos satisfacen sus necesidades básicas con lujos y grandezas que terminan siendo desperdicios, donde el ser humano se reduce a una simple mercancía que puede ser renovables dependiendo de los caprichos e intereses en las relaciones humanas, un primermundismo que no respeta la vida, y forma sociedades individualizadas y sin conciencia ambiental, en general sin límites de respeto.
Qué clase de desarrollo y en qué clase de mundo vamos a vivir, si en donde el respeto es una mercancía y la madre tierra o naturaleza se reduce a unos recursos económicos explotados sin límite alguno, al destruir la naturaleza nos enajenamos a nosotros y rompe con esa sinergia que hay entre ser humano y naturaleza, pues somos uno solo, por ende crear consciencia de cuidar la naturaleza, es como comprar un seguro de vida, en donde se vela por nuestra integridad, y espiritualidad ya que a través de los sentidos percibimos a la naturaleza y es donde consagramos un relación cercana con lo omnipotente.
Por fortuna el destino está en manos de todos los seres humanos, pues si bien somos los generadores del problema, estamos obligados a ser participes de la solución, sin duda que tenemos grandes obstáculos pero sin ellos nuestra lucha no tendría sentido, estamos obligados a buscar y actuar en distintas maneras para generar energía alterna al oro negro, en donde la base de la energía sea la energía renovable. Encontrar una sociedad, y un nuevo orden mundial en el cual países primermundistas piensen en primer lugar en la persona y luego como segundo en el dinero, por ende van a dejar de producir desechos y van a adaptar una consciencia social y sobre todo ambiental, en el que países del tercer mundo no pasemos desapercibidos y seamos entes principales de este cambio.
Como conclusiones subrayar que el cambio está en nosotros y que la esperanza es lo último que se pierde, para no desmotivarnos y así tener un cambio radical y estructural. Estamos a tiempo de cambiar la cultura consumista de petróleo y sus derivados en general de todos los desechos inútiles que en forma equivoca hemos creado en los últimos años y sin duda que como lideres estamos llamados desde nuestro espíritu a la revolución de consciencia social.
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